domingo, 15 de abril de 2012

Noticia sobre la televisión en el aula



La televisión en el aula


Según las encuestas permanecemos una media de cuatro horas al día embelesados e idiotizados ante el televisor o ante lo que muchas personas han denominado la “caja tonta”. Estos abrumadores datos ejercen una influencia masiva en todos los sectores sociales y sobre todo en los niños  y en los jóvenes que ya han sustituido el juego con los amigos, la conversación con sus familiares o la lectura de un libro por  aislarse en su habitación y  conectarse a la televisión, disminuyendo así sus capacidades de relación con los demás.

La mayoría de estos jóvenes  e incluso un gran porcentaje de adultos son incapaces tener un criterio selectivo  a la hora de elegir los programas, de esta forma en multitud de ocasiones nos sentimos manipulados en nuestra opinión y en algunos casos la línea que separa lo  real  de lo irreal parece estar bastante difuminada y confusa.

Sin embargo, el conocer los aspectos negativos de la televisión no nos debe llevar a rechazar uno de los inventos  tecnológicos más innovadores del siglo XX. Conocer la televisión, desmitificarla, criticarla y seleccionarla  deben ser los objetivos que tanto los profesores  como las familias debemos perseguir. No debemos olvidar que la televisión es también una poderosa herramienta de aprendizaje e información a nivel mundial y que puede incrementar en gran medida el nivel educativo de nuestros alumnos, siempre que se adopte un actitud crítica y selectiva, sin tener en cuenta  las guerras de audiencia, sólo así podremos demandar a las cadenas televisivas una programación de una mayor calidad.
Educar por tanto desde el hogar y la escuela, son las alternativas que pueden favorecer la formación de una actitud crítica necesaria para que la televisión se convierta en un medio de servicio para el tele-espectador. Aprender a analizar los programas profesores y alumnos, padres e hijos, hacer que la crítica de los programas sea un juego diario en la vida de nuestros alumnos para incrementar su desarrollo como persona  es uno de los objetivos de nuestra enseñanza.
Por lo que concierne a la tarea del profesor  la televisión puede ser utilizada como un recurso didáctico, sabemos que el  contenido de una programación televisiva es enorme y que por lo tanto  puede ser utilizado para cubrir en gran parte los contenidos de muchas asignaturas.
Entre las muchas opciones para utilizar la televisión como recurso didáctico podemos citar:

  • Programas de ficción que nos introducen en el pasado, en el presente, en la medicina, arte, deportes …
  • Documentales del mundo en general que aportan con rigor científico una visión más amplia y exacta de la sociedad que nos rodea.
  • Programas para el estudio de idiomas que incrementan el éxito de nuestros alumnos ya que mejoran el nivel oral y de comprensión,  junto con un mayor conocimiento socio-cultural del país hablante de la lengua objeto de estudio.
  • Informativos que acercan al aula la realidad del mundo que nos rodea , la actualidad política, social, económica …
Por último y para poner un broche final a este artículo, no debemos olvidar que el uso de la televisión como recurso didáctico no debe suponer  un simple aumento de las ya excesivas horas de televisión que la mayoría de los adolescentes ven a diario, sino más bien  una herramienta para que descubran que este avance tecnológico debería servir fundamentalmente como fuente de información y de formación para los ciudadanos de hoy en día.
Dado que la televisión es un medio que, como ya hemos visto, condiciona tremendamente la vida familiar y organiza sus espacios y los roles e interacciones de los distintos miembros, y de acuerdo con la idea de la necesidad de una intervención paralela en la escuela y en la familia para conseguir telespectadores críticos y creativos del medio,  una serie de intenciones pueden ser llevadas a cabo para evitar que la televisión domine nuestro ámbito familiar.
·        No utilizar la televisión como niñera o acompañante.
·        No ver nunca la televisión solo o sola.
·        Evitar que se multipliquen los aparatos en casa.
·        Seleccionar el programa que se quiere ver.
·        Apagar la televisión cuando acaba el programa que se está viendo.
·        Someter al consenso familiar que se quiere ver.
·        Hablar y comentar lo que se está viendo.
·        Conversar y charlar con la televisión apagada.
·        Proponer actividades alternativas a la televisión.
Trabajar en el reconocimiento de los valores  y contravalores de la tele es básico en la adquisición hábito de buen telespectador crítico y creativo, que es el objetivo que debemos perseguir en la introducción de la televisión como objeto de estudio en nuestras aulas.
A partir de una serie de programas que los alumnos vean habitualmente, que pueden verse y comentarse en la clase, se puede reflexionar sobre las aportaciones positivas que la televisión hace en sus vidas y las consecuencias que acarrearía la no existencia de este medio de comunicación.
Una vez finalizada la reflexión individual o en pequeños grupos, se planteará una puesta en común en la clase con una lluvia de ideas sobre los aspectos que individualmente o en los grupos se hayan destacado. Cada alumno de manera telegráfica indica un término, un sustantivo, un verbo, o mejor un adjetivo, que defina los valores positivos de la televisión en su vida. Finalmente se puede trasladar a un mural con forma de televisión,  que se coloque en la clase, las aportaciones con las que se identifiquen o crean más interesantes.

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